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domingo, 23 de junio de 2013

“EN EL ANTIGUO PERÚ HABÍA BONDAD Y MUCHA ATROCIDAD”



Waldemar Espinoza es uno de los historiadores más prestigiosos de Perú. Fue uno de los principales invitados del primer Encuentro Sudamericano de Historiadores Samaipata, historia y debate en la montaña tallada, que se desarrolló esta semana en la capital de la provincia Florida y se centró en las culturas que habitaron en la región. Espinoza habló con Brújula de diversos temas desde la materia que más domina: la etnohistoria andina

¿Cuál es la importancia de la etnohistoria?
Seguramente hay muchas personas que cultivan la etnohistoria. Es el estudio completo de una sociedad en todos sus aspectos, es decir, todo lo que la historia antropológica y cultural le compete. Es todo lo que se ha inventado y descubierto para vivir en el mundo. La etnohistoria busca estudiar al hombre en todas sus manifestaciones, desde espirituales hasta materiales.
Dentro de su trabajo ha prestado especial atención a los incas. ¿Qué lo motivó a especializarse en esta cultura?
A pesar de que el imperio incaico apenas duró un siglo, la abundancia de fuentes al respecto es extraordinaria, de ahí que ha sido posible conocerlos en gran cantidad. Yo he tenido un particular interés en la labor de los arqueólogos y antropólogos sobre el tema, porque son fuentes muy importantes para la etnohistoria, pero mi interés por esta cultura tiene que ver sobre todo con descubrir aspectos de su vida cotidiana.

¿Qué destaca de la vida cotidiana de los incas?
Los incas eran polígamos, tenían cientos de mujeres. Entonces me he preocupado, por ejemplo, en averiguar cómo vivía la mujer principal y la mujer secundaria; además, qué comían, que bebían, qué rango cumplían y qué función poseían en la estructura familiar del inca. Asimismo, me llama mucho la atención la conducta guerrera del inca y las ideas que lo impulsaron para hacerse querer y temer. En ese sentido, es innegable que había mucha atrocidad en el antiguo Perú, pero también mucha bondad. La gente era obediente al poder. Podría decirle, por ejemplo, que hasta los yanaconas cuando demostraban fidelidad al Estado eran premiados con reconocimientos importantes, como una esposa más. Un sirviente podía llegar a tener más de una esposa y altísimos cargos, como curaca de provincias y regiones si era fiel a su emperador.

¿A qué atribuye que el imperio incaico se hubiese extendido de tal manera en el continente?
Los pueblos que dominaron los incas anteriormente habían sido dominados por otros imperios, los cuales habían propagados sus idiomas y costumbres. Lo que los incas hicieron fue llegar a sitios en los que había una tradición de mandatarios y de poder. Por eso fue rápida la expansión. Si hubiesen sido culturas completamente diferentes y nuevas la expansión habría sido muy pesada y muy difícil. Por eso hoy se ve que no hay mucha diferencia en ese sentido entre un habitante de Quito con uno de Cochabamba o uno de Cuzco o de Lima.
Luego de haber escuchado las intervenciones en el encuentro, ¿qué opina de las visiones de los historiadores bolivianos respecto a la influencia de la cultura incaica en territorio boliviano?
Acá se nota que hay una especie de satisfacción por haber formado parte del imperio de los incas. Esa es una cuestión que nos hace muchísimo bien porque sobre esa base se puede implantar o reformular un mejor entendimiento. Porque uno de los fines de la historia es eso, poner el pasado al servicio del presente.

¿Qué opina de la postura del Gobierno boliviano respecto al indigenismo? ¿Se la puede considerar como etnocentrista?
Estamos convencidos de que es necesario reivindicar al indígena, ya sea de Ecuador, de Perú o de Bolivia. Pero hace mucho mal cuando el indigenismo brota y se expande de forma desbordante. Todo tiene que darse de manera cauta, no hay que buscar que se repita la historia anterior pero al revés, hay que evitar eso. El chauvinismo termina pareciendo una venganza.

¿Está de acuerdo con el concepto de descolonización?
La descolonización significa apartarse de los influjos imperialistas. Me parece que hay que dar más fuerza a nuestra identidad, a nuestro modo de hablar, a nuestras danzas, a nuestros alimentos, a nuestra educación. Pero eso no significa olvidarnos de los aportes de los europeos, porque, indudablemente, ellos marchan a la vanguardia de los descubrimientos tecnológicos. Si nos apartamos de eso volveremos al primitivismo, eso no podemos permitirlo


SU PERFIL

Waldemar Espinoza S.
Etnohistoriador
Una extensa trayectoria Waldemar Espinoza Soriano (Cajamarca, 6 de julio de 1936) es un etnohistoriador peruano especialista en historia andina prehispánica y colonial. Es profesor principal de la Escuela de Historia de la Universidad de San Marcos. Fue Director de la Unidad de Postgrado de la Facultad de Ciencias Sociales de esa casa de estudios. Su obra es vasta. Sus artículos, tanto en revistas como en periódicos, se cuentan por cientos. Se destaca La destrucción del Imperio de los incas (1973).

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