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martes, 18 de junio de 2013

Barrientos regaló a párroco la recompensa por el Che



En 1966, René Barrientos Ortuño ofreció 50.000 pesos bolivianos a quien capture a Ernesto Che Guevara. Pero, cuando debía entregar la recompensa a los soldados comandados por Gary Prado, cedió el dinero a la parroquia de la localidad de Pucará.

A mediados de 1967, en La Paz apareció el siguiente aviso: “Recompensa. Se ofrece la suma de 50.000 pesos bolivianos, a quien entregue vivo o muerto, (preferiblemente vivo), al guerrillero Ernesto ‘Che’ Guevara, de quien se sabe con certeza de que se encuentra en territorio boliviano”. Así, Barrientos le puso precio a la cabeza del guerrillero argentino-cubano que estaba en Ñancahuazú (Santa Cruz) con combatientes bolivianos y extranjeros.

El 8 de octubre de ese año, el Che fue atrapado junto al rebelde boliviano Simeón Cuba, alias Willy; su captor fue el entonces capitán Gary Prado Salmón. Guevara fue trasladado con vida a la escuelita de La Higuera; luego, por órdenes superiores, fue asesinado.

Este lunes 17, Informe La Razón presentó fotos e historias inéditas de la presencia del Che en Bolivia. Prado, hoy retirado, relató a este diario que el mandatario Barrientos llegó a Vallegrande para felicitar a la tropa. “Cuando salimos 15 días después de los enfrentamientos, hubo una tomadura de pelo porque había una recompensa por la captura del Che”.

Recuerda que Barrientos le dijo: “Ustedes se han ganado la recompensa”; y que él le respondió: “Claro, mi general”. El Jefe de Estado hizo traer fajos de billetes para el pago, el cual debía efectuarse en la plaza de Pucará. En ambiente festivo, allí estaban Barrientos, efectivos castrenses y periodistas.

Pucará. Barrientos mandó a Prado traer “la plata”. Luego llamó al cura local y sorprendió a todos: “Los soldados del (comando) Ranger le dan esto para sus obras”. El “párroco Róger” agradeció el gesto de los militares, quienes vieron atónitos cómo los billetes cambiaban de dueño.

Sonriente, 46 años después, Prado dice que Barrientos era un tipo “macanudo”, imprevisible, al que le gustaba quedar bien con las personas. Le prometió devolverle aquel dinero; nunca lo hizo.

El periodista Carlos Soria Galvarro, estudioso del Che en Bolivia, señala que la recompensa ofrecida fue un acto “poco civilizado y propio del antiguo oeste, cuando se ofrecía dinero por la captura de una persona”.

El periodista añade que hubo dudas sobre el destino de ese botín. Así, la anécdota de Prado permaneció oculta hasta que el jefe del grupo militar que aprehendió al Che la contó a este medio en su casa de Santa Cruz. La recompensa, al cambio actual, se estima que equivaldría a unos 4.200 dólares.

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