Una vez creada la República de Bolívar, que luego se llamaría Bolivia, el primer presidente Simón Bolívar y principalmente el segundo, Antonio José de Sucre (Dic/1825-Abr/1828), debieron enfrentar un conjunto de problemas, en un contexto económico externo complicado. Internamente la economía se encontraba atravesando una profunda contracción, debido, entre otros factores, al agotamiento de las minas de plata y a los efectos negativos de la guerra por la independencia.
PRIMERA CRISIS
FINANCIERA
GLOBAL 1825-1826
Desde 1822 la economía británica, centro financiero del mundo, experimentaba una fase alcista en los valores impulsada por la colocación de bonos gubernamentales de deuda colocados en la Bolsa de Valores de Londres, por las nuevas repúblicas latinoamericanas que enfrentaban problemas de financiamiento debido a sus abultados gastos fiscales. Por otra parte, la fama de las riquezas mineras de América Latina había impulsado la formación de sociedades para explotar yacimientos principalmente de oro y plata.
Entre 1822 y 1825, los países que captaron recursos en Londres fueron: Colombia (que incluía a Colombia, Venezuela y Ecuador), Chile, Perú, Brasil, México, la ciudad de Buenos Aires y la Federación Centroamericana.
En total se colocaron bonos de deuda por un monto de 24.4 millones de libras esterlinas (£). En el ámbito minero, entre 1824 y 1825, se organizaron 25 empresas mineras, con un capital autorizado de 24 millones de £, empero solamente se reunió tres millones de £.
Según datos difundidos por la Fundación Milenio, a través del Informe Nacional de Coyuntura, en su edición 204, cuando emergieron dudas sobre la capacidad del Perú para cumplir con el servicio de la deuda, en mayo de 1825, la burbuja se pinchó. El impacto pasó de la bolsa al sistema bancario y monetario. Los bancos que efectuaron préstamos a los especuladores, no pudieron recuperar sus recursos y el pánico se extendió al conjunto del sistema bancario que tuvo que enfrentar una corrida de depósitos. Los resultados fueron la quiebra de 73 bancos y la caída de las reservas de oro del Banco de Inglaterra.
Si bien Bolivia no se había endeudado y de las 25 empresas mineras formadas en Londres, solamente dos se crearon para explotar el Cerro Rico de Potosí, el efecto de la crisis fue importante ya que no se pudo captar inversión para reactivar la producción de plata.
SITUACIÓN DE LA
MINERÍA ARGENTÍFERA
Habiendo fracasado el primer intento de captación de inversión extranjera directa, la situación de la minería argentífera era dramática. El británico Joseph B. Pentland, enviado por su gobierno para realizar un examen sobre las posibilidades económicas de Bolivia en 1826, proporciona una descripción dramática de esta situación. Entre 1826 y 1827 en Potosí y Oruro la producción se obtenía mayormente de los desmontes, y el número de unidades refinadoras en la ciudad de Potosí, en 1826 era de 12, mientras que en 1809 operaban 140.
Los rendimientos decrecientes o declinación de la producción y disminución de la ley o pureza del mineral, emerge debido al agotamiento de los yacimientos, principalmente del Cerro Rico de Potosí, fenómeno típico de la actividad minera.
La declinación de la producción comenzó hacia 1650, debido a la inexistencia de innovación tecnológica. La producción recuperó a partir de la década de 1750 por la disminución de la carga tributaria en 1736, que bajó el impuesto sobre el valor de la producción, del 20 al 10 por ciento, factor que posibilitó la explotación de vetas de menor ley y, en consecuencia, lograr aumentos momentáneos en la producción. Sin embargo, a partir de la década de 1790, nuevamente la producción disminuyó.
Bolívar y Sucre estaban conscientes de la crisis minera y, en consecuencia, tomaron varias medidas que, sin embargo, no alcanzaron sus objetivos. Reorganizaron la Casa de la Moneda y crearon los Bancos de Rescates, en sustitución del Banco Real de San Carlos, en varias ciudades del país. En 1826 se favoreció la restauración y mantenimiento de las lagunas de Potosí que no solamente alimentaban de agua a los ingenios, sino que también proveían de del elemento líquido a la ciudad y se favoreció la contratación de mano de obra y la provisión de mercurio.
Los Libertadores, eran conscientes que sin inversión no habría posibilidades de reactivar a la minería y procuraron generar las condiciones para captar inversión extranjera. En esta línea Bolívar, el 2 de agosto de 1825, dispuso que las minas cedidas en concesión y que desde la independencia se encontraban abandonadas, inundadas y derrumbadas pasarían al poder del Estado. Esta medida se aplicó en Bolivia mediante la Resolución de 29 de agosto de 1825, en la que, además, se afirmó la intención gubernamental de arrendar o vender, mediante subasta pública, las minas revertidas al Estado. En el contexto del auge especulativo de inversiones mineras en Londres, Bolívar tenía la intención de captar inversión europea. La crisis financiera de 1825-1826, echó por tierra estas intenciones.
Otro problema de fondo de la minería era el monopsonio estatal; es decir la exportación estaba prohibida y el Estado era el único comprador. Éste, además, pagaba precios inferiores a los vigentes externamente. También debemos nombrar el desabastecimiento del mercurio, insumo básico para la fundición del mineral, la falta de mano de obra y la alta carga impositiva, que obstaculizaban las operaciones mineras.
CAMINOS, DISTANCIAS Y FLETES DE
TRANSPORTE
El estado de las vías de comunicación cuando se creó Bolivia era desastroso. Pentland realizó una descripción impresionante: "Los caminos (…) se adaptan solamente para mulas y llamas; un camino para carretas o carros no existe en ninguna parte (…) y con la excepción de uno o dos carruajes usados en ceremonias religiosas en Chuquisaca, un vehículo con ruedas no existe en ninguna parte (…) Por lo tanto todo se transporta en mulas, asnos y llamas, estas últimas las más comunes y útiles bestias de carga que posee la población aborigen". También la ubicación geográfica de las principales ciudades, alejadas de las costas y de las capitales importantes, como Lima o Buenos Aires, determinaba la existencia de grandes distancias y altos fletes de transporte.
POBLACIÓN
En 1826 Pentland estimó que la población total alcanzaba aproximadamente a 1.1 millones, de los cuales en el departamento de La Paz vivían el 32 por ciento del total. La ciudad con el mayor número de habitantes era La Paz con 40.000 personas, debido a su excelente ubicación comercial, luego se encontraban Cochabamba con 30.000 y la capital, que luego se llamaría Sucre, con 12.000. Potosí que a fines del siglo XVI tenía 160.000 habitantes, en 1826 apenas contaba con 9.000 personas. Esta declinación de la población citadina en Potosí, se debía a la contracción gradual de la producción de plata desde la segunda mitad del siglo XVII.
COMERCIO
EXTERIOR Y LAS
BALANZAS
COMERCIALES EN 1826
El observador británico también hizo un registro de la balanza comercial en 1826, donde se advierte que la estructura de las exportaciones estuvo centrada en las materias primas que, en conjunto, aportaron con el 97 por ciento al total de las exportaciones, de las cuales las mineras contribuyeron con el 87 por ciento, mientras que las exportaciones de manufacturas y semimanufacturas apenas alcanzaban al 3,0 por ciento.
Las importaciones de productos acabados llegaron al 92 por ciento y dentro de las materias primas e insumos destacaban las destinadas a la minería argentífera. Otro aspecto relevante de este primer cálculo de la balanza comercial, fue que el significativo déficit comercial estaba financiado con la exportación de monedas de plata, que por su gran cantidad inclusive generaban superávit.
SITUACIÓN FISCAL
EN LOS INICIOS DE
LA REPÚBLICA
Una vez creada la república de Bolivia, uno de los problemas más acuciantes que tuvieron que enfrentar las nuevas autoridades, fue el financiamiento de los gastos del nuevo Estado. La extensa guerra de la independencia contrajo los ingresos fiscales antes de fundarse la república.
En 1820 el total de ingresos del Alto Perú (Audiencia de Charcas), fue de 2.2 millones de pesos, cifra menor en 35.3 por ciento en relación al promedio registrado entre 1800 y 1809, mientras que en 1825 los ingresos apenas llegaron a 1.6 millones de pesos.
La estructura de los gastos fiscales muestra el enorme peso del aparato militar que entre 1826 y 1827, absorbió el 61.4 por ciento y el 59.2 por ciento respectivamente de los gastos totales. Esta situación se explicaba por el abultado número de efectivos del ejército nacional y del Ejército Unido Libertador, conformado en su mayoría por efectivos colombianos y peruanos, que permaneció en el país a solicitud de la Asamblea Constituyente. El segundo rubro en importancia estaba constituido por el pago de haberes a los funcionarios del Estado.
Como resultado de los elevados gastos y de los niveles deprimidos de los ingresos fiscales, los saldos fiscales fueron permanentemente deficitarios; por ejemplo, en 1826 el déficit llegó al 39 por ciento de los ingresos recaudados.
ELIMINACIÓN
DEL TRIBUTO DE
INDÍGENAS
El tributo de indígenas o la contribución indígenal fue un impuesto introducido en el periodo colonial que debían pagar los indígenas por el usufructo de la tierra.
Este impuesto fue suprimido por Bolívar en el Cusco el 4 de julio de 1825, sin embargo, la medida no se extendió al Alto Perú. Fue recién el 22 de diciembre de 1825 que, mediante decreto, se abolió dicho impuesto y fue reemplazado por impuestos a la riqueza y al ingreso. Sin embargo, esta reforma fracasó y en enero de 1827 se repuso la contribución indigenal que en dicho año aportó con el 39 por ciento a los ingresos fiscales.
En resumen, el nacimiento de la república de Bolivia se produjo en condiciones económicas totalmente adversas. Sin embargo, la tarea de organización administrativa e institucional que desplegó Sucre, hasta el momento en que fue derrocado, ciertamente no significó la superación de los problemas, pero le permitió al país iniciar su consolidación y reafirmar su independencia.
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martes, 6 de agosto de 2013
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