Achá fue derrotado en la batalla de Sutimarca por rebelarse a Manuel Isidoro Belzu. En 1861 junto al abogado Ruperto Fernández y militar Manuel Antonio Sánchez originaron un golpe de Estado y fue parte de un triunvirato, tras derrocar a José María Linares.
Los tres meses del gobierno fueron para acomodar su fuerza política, ya que se llamó para elecciones y tener un solo presidente.
El 1 de mayo de 1861 se convocó a una asamblea constituyente, que deliberó por tres días. El 4 de mayo de 1861 se eligió por mayoría de votos del congreso a José María Achá Valiente como el nuevo presidente de Bolivia, con toda la legalidad del caso.
Pese al apoyo, las matanzas que provocó el prefecto de La Paz, Plácido Yáñez el 23 de octubre de 1861.
Achá se ausentó a Sucre y dejó al mando a Prudencio Carvajal y Plácido Yáñez, pero este militar por su ambición de poder armó una tramoya para matar a los seguidores de Belzu y Córdova, es así que los arresta en Loreto, para la madrugada de ese día ya estaban juzgados y manda a fusilarlos, murieron 60 personas entre militares, soldados y civiles.
Pero Yáñez fue el único que se puso la soga al cuello, ya que el abogado Ruperto Fernández acompañado de los militares Flores y Balsa trató de derrocar a Achá por esa matanza, las escaramuzas se dieron en La Paz donde 130 personas más murieron en los enfrentamientos. Yáñez murió vejado y destrozado. Los intentos de golpe en contra de Achá fueron un rotundo fracaso.
Lo más destacado del gobierno de Achá, fue la legislación sobre la propiedad indígena. En su decreto del 28 de febrero de 1863 se dictaminó la pertenencia de la tierra por los campesinos y la anulación del tributo.
Ese mismo año, chilenos descubrieron las riquezas de guano y salitre en el departamento del Litoral. Un año más tarde fue derrocado por Mariano Melgarejo.
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