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domingo, 13 de octubre de 2013

La primera estación de ferrocarriles

Un hito nacional. En 1917 Cochabamba vivió un evento único que la llevaría por las rieles del progreso. La inauguración de la estación “Bolivian Railway”, un lugar que se mantiene en el imaginario colectivo.

Todas las generaciones saben que el progreso llega trayendo grandes cambios y no era diferente al comienzo del siglo 20, puesto que en el imaginario de la población cochabambina estaba la ilusión de pasar de ser una simple aldea a la ciudad tradicional. Y este sueño solo llegaría con el denominado progreso y las vías de comunicación.

Es así como extraido de un capricho y deseo popular, el tren arribó a esta ciudad en 1913, pero el ramal más esperado llegaría unos años más tarde en 1917, una ruta que uniría la ciudad de Oruro con Cochabamba.

El destino final de la locomotora sería la esquina de la avenida “Pampa Carreras” en el frente sur de la Plaza San Sebastian, lo que conocemos actualmente como la Av. Aroma y la plazuela del mismo nombre.

Un 26 de julio la sociedad selecta de esta ciudad se dio cita en el andén de la estación “Bolivian Railway” para ser parte de la historia. Ese día decenas de hombres, vestidos con sus mejores galas europeas, donde no podían faltar el sombrero de copa y el bastón tallado, miraban ansiosos sus relojes de bolsillo. Las damas también estaban muy engalanadas con sus vestidos largos, sus botines europeos, sus sombreros a media ala o tal vez un quitasol de última moda. En esta tenue descripción no podían faltar los criollos, quienes también se vistieron muy elegantes con pantalones negros, camisas blancas y más de una centena de mujeres con polleras largas multicolores y sombreros blancos, esperaban los primeros silbidos del motorizado para anunciar su arribo.

Es así como en medio de un día frío de invierno una locomotora comenzó la historia de los ferrocarriles en el valle cochabambino. Una máquina gigante que llegó envuelta en un humeante halo de esperanza, prosperidad e historias que se hilvanarían en el recuerdo.

Hoy, la estación es un estructura arquitectónica que aún conserva su encanto, donde algún tiempo funcionó la Corporación de Desarrollo de Cochabamba hasta casi el año 1990.

Durante décadas la estación de trenes de Cochabamba fue testigo silencioso de los cambios sociales, donde su estructura física adquirió progresivamente una importancia histórica, sociológica y estética que sobrepasa su simple función técnica.

Parte de la historia

El ferrocarril en sí es uno de los elementos característicos del desarrollo industrial y urbanístico del siglo XIX, pero Cochabamba aún distaba mucho de esa imagen.

En aquella época aún existían los grandes terratenientes, con haciendas que representaban el 50 por ciento de las mejores tierras cultivables, se mantenía la subordinación de colonos y de igual manera se daba la producción artesanal que pujaba el liderazgo de la región. En 1900 muchas haciendas se vieron afectadas por la crisis de la Guerra del Pacífico, por lo cual la producción agrícola bajó de precios y por ello algunas tierras de hacendados eran rematadas.

Según el escritor Humberto Solares Serrano, en su libro “La larga marcha de los Cochabambinos. De la Villa de Oropesa a la Metropolización”, sostiene que la reacción de las élites regionales fue reclamar por una modernización de las vías de comunicación.

En aquella época los viajes provinciales se hacían en carretas o a lomo de burro, por ello la sola idea de enfrentar una travesía de esta magnitud representaba toda una odisea.

Obviamente la inexistencia del ferrocarril arrojaba grandes ventajas y utilidades para los arrieros porque los viajes se demoraban semanas y por ende el producto también sufría sus problemas y sus sustanciales pérdidas.

El anhelo de contar con una red ferroviaria era un punto de discusión y deseo latente de toda la sociedad.

Es así que el sueño del ferrocarril se inició con grandes movimientos cívicos que la oligarquía valluna protagonizó entre 1905 y 1907, movilizando al Municipio y a la brigada parlamentaria para presionar al régimen de Ismael Montes.

Gracias a este despliegue es que las obras del ferrocarril a Oruro se iniciaron con la línea férrea hacia 1910 y prosiguieron con lentitud a lo largo de varios años, bajo la responsabilidad de la empresa Speyer.

creación de “Bolivian Railway”

Uno de los primeros aspectos que se tuvo que tomar en cuenta fue la selección del sitio para construir la terminal ferroviaria.

El arquitecto e historiador Carlos Lavayén asegura que entre 1910 y 1912 el gobierno regional propuso la expropiación de unos terrenos en la zona denominada la “Jabonera”, al este de la colina de San Sebastián.

El Concejo Municipal participó en el trámite para luego adjudicar a la Compañía Bolivian Railway Company, representada por la firma comercial de Alfredo Barber y C. Finalmente en 1917, denominado el Año del Progreso, se inaugura dicha estación central con la presencia y participación del entonces presidente de República, el doctor Ismael Montes.

SOBRE LA ESTACIÓN CENTRAL

Según información proporcionada por Lavayén el tendido de la red de comunicación, las estaciones y la misma

terminal estuvo a cargo de expertos

técnicos de origen inglés, que instalaron un campamento de operaciones en un área próxima a la localidad de Parotani.

Por su parte el investigador e historiador Edmundo Arce asegura que esta empresa se encargó de traer algunos materiales del extranjero, como ser calaminas, maderas, clavos, quincallería (un término empleado para designar muchos ítem de la industria metalúrgica que tienen por base el hierro, el acero y otros más). Un material de primera que aún se conserva en la edificación.

Lamentablemente no hay planos de la edificación que nos permitan dilucidar la funcionabilidad de los espacios; pero, según Arce esta estación contaba con un área vip, donde se recibían a las autoridades y personalidades de gran relevancia.

El periodista Luis García Mérida, en su artículo “La historia Kochala desde el Cerro de San Sebastián” afirma que durante los actos centrales de inauguración de dicha estructura se organizó un campeonato interdepartamental de fútbol – el primero en historia del país- organizado por una flamante Liga de Fútbol, para lo cual llegaron equipos de Sucre, Potosí, La Paz y Oruro.

PRESENCIA HISTórica

En épocas de paz este recinto era un lugar de encuentro social, de entrada y salida de trenes con pasajeros y cargas.

De acuerdo a la tradición oral de los cochabambinos, viajar en tren era toda una ceremonia y fiesta al mismo tiempo, porque la gente podía disfrutar de un buen plato criollo antes de arribar o descender; una situación que se reproducía en todas las estaciones; además de la adquisición de hortalizas, verduras y otros.

Las llegadas o partidas también demandaban un protocolo en la alta sociedad pues algunas familias estaban acostumbradas a mandar recados, notas a la familia o los recién llegados, y en algunas ocasiones hasta lo acompañaban con dulces elaborados en la casa o un platito especial del agrado del visitante.

En época de guerra

La historia de esta edificación no sólo guarda gratos recuerdos también tiene una parte dura, cuando familias enteras se daban cita en esta estación para despedir a su ser querido, que debía ir a cumplir con su deber en la Guerra del Chaco, que se libró desde 1932 hasta 1935.

La Guerra del Chaco fue la primera guerra moderna en la historia de América; el enorme despliegue de material bélico y municiones no tiene comparación con ningún otro conflicto en el continente a lo largo del siglo, según Edmundo Arce esta estación de tren se convirtió en un lugar estratégico de acopio de material bélico. De allí también salían trenes cargados de tropas para combatir y también llegaban vagones llenos de soldados heridos o cadáveres; por lo cual se debía improvisar un salón hospitalario. Y así hay muchas historias que contar, anécdotas detrás de los muros que recuerdan a la colectividad que la primera estación de trenes tiene mucho que contar a las nuevas generaciones.


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